Las habilidades sociales nos permiten relacionarnos con los demás de forma adecuada. Los niños con mayores habilidades sociales tienen más amigos, mantienen relaciones más positivas con otros niños, familiares y maestros, y tienen una autoestima más elevada. En etapas evolutivas como la adolescencia pueden darse aislamiento social y dificultades para mantener los amigos. Dado que las habilidades sociales pueden aprenderse, el psicólogo enseña y entrena a los niños y adolescentes en ellas, a fin de que puedan aplicarlas en el entorno escolar y social, y tener así relaciones sociales más satisfactorias.