DUELO

DUELO

Todas las personas sufren en mayor o menor medida el duelo por una pérdida, la pérdida de un ser querido es piscologicamente tan traumática como quemarse gravemente en el plano fisiológico (George Engel)

Aunque el dolor, la soledad y los trastornos que acompañan al duelo no tienen nada de “anormal”, hay algunos síntomas que deberían hacer que acudiéramos a un profesional o que buscáramos apoyo en alguna persona de nuestro entorno para que nos ayudara.

Empezaremos a pensar que una persona necesita ayuda cuando tiene algunos síntomas como; la sensación de que por mucho que lo intente nunca va a poder recuperar una vida que valga la pena vivila, abusa de sustancias confiando en que las drogas o el alcohol pueden desterrar el dolor que está sintiendo por la pérdida o incluso siente intensos sentimientos de culpa provocados por cosas diferentes a las que hizo o dejó de hacer en el momento de la muerte de su ser querido.

Aunque cada persona vive de forma diferente el dolor y la soledad ante ésta pérdida si que hay que saber diferenciar lo “sano” o “patológico” de un duelo.

Por ejemplo , algún tipo de malestar somático o corporal o la incapacidad para funcionar como lo hacia antes de la pérdida serían manifestaciones del duelo normal.

Los comportamientos normales del duelo los podríamos clasificar en cuatro categorías generales; Sentimientos (tristeza, enfado, culpa, autorreproche, ansiedad, soledad, impotencia, fatiga). Sensaciones físicas (Falta de aire, debilidad muscular, falta de energía, sequedad de boca, vacío en el estomago, opresión en el pecho hipersensibilidad al ruido, opresión en la garganta, sensación de despersonalización). Conductas (trastornos del sueño, atesorar objetos que pertenecían al fallecido, evitar recordatorios del fallecido, llorar, suspirar, aislamiento social, trastornos alimentarios, conducta distraída). Cogniciones (incredulidad, confusión, sensación de presencia, preocupación). Los pensamientos como “no puedo seguir viviendo si no está” nunca volveré a estar bien” son pensamientos que desencadenan sentimientos de tristeza y/o ansiedad muy intensos pero normales.

Los trastornos de sueño en los duelos normales se corrigen solos pero si éste persiste puede indicar un trastorno depresivo más serio, por lo que sería aconsejable acudir a un profesional que le pueda ayudar.

Los comportamientos que nos harán sospechar que estamos ante un “duelo patológico” serán por ejemplo cuando la persona no puede hablar del fallecido sin experimentar un dolor intenso y reciente, cuando algún acontecimiento relativamente poco importante desencadena una intensa reacción emocional, cuando se evita a los amigos, miembros de la familia y/o actividades asociadas con el fallecido, cuando presenta una depresión marcada por la culpa persistente o paradojicamente experimenta una euforia después de la muerte.

El objetivo de terapia en procesos de duelo es identificar y resolver los conflictos de separación que imposibilitan la realización de las tareas correspondientes en personas cuyo duelo no aparece, se retrasa, es prolongado o excesivo.

Hablamos de duelo prolongado cuando las personas son plenamente conscientes de que no están llegando a una resolución adecuada del duelo, la razón que hay detrás de este tipo de duelo complicado es un conflicto de separación. Y hablamos de duelo exagerado cuando las personas muestran una depresión o ansiedad excesiva asociada con la conducta normal del duelo pero manifestada de una manera exagerada..

El objetivo global del asesoramiento en procesos de duelo es ayudar al superviviente a completar cualquier cuestión no resuelta con el fallecido y a ser capaz de decir un adiós final.

 

 

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